Negro

Morbosa canción,
su nombre es una daga en el corazón
mas no lo sé
ya puede ser el final tal vez.

Busco un suelo,
en este infinito cielo
es el aire que me falta
en esta rima muerta

los ojos son húmedos,
y los golpes demasiados
mis labios ensangrentados,
por culpa de tus besos ellos están cortados.

Y yo, yo sólo quiero morir.
y de esta pesadilla partir
nunca más verte
(ni oírte, o leerte)
y ya dejar al fin de amarte.

De nieve tu piel está pintada,
de dolor mi aura está tatuada
a fuego tu nombre en el alma
ya mis brazos dicen basta.

De verde tu mirada vacía
parece en el océano una sequía
y mi alma cual inundado desierto,
espera la lluvia, y un fuerte viento.

Para ya no parecer,
y por fin, Ser.


Sool

Contagiarse

Sin una razón,
dulce respiro tu transpiración
perfume de blanca rosa
y tu zumbido es mi casa.

Melódico tu corazón
espero con ansias
y mi ansiedad, cual verde limón
La temperatura se eleva, la espectativa en alza.

Gritas, ríes y lloras,
con devoción me miras
inexplicable sensación
el roce de piel en el calor.

A todo pulmón,
mis gritos se hicieron canción.
Eufóricos, frenéticos
como choques eléctricos.


Sool

Nada

Por los arrabales,
su horario, vacío
horas, que son minutos
de reojo lo miran, a paciencia y murmuros.
Al amanecer despiertan sus ojos fríos
no llora, nunca ríe
segundos frente al espejo, no tiene sentido
una figura ajena a si mismo lo mira desorientado
Podría tenerlo todo,
mas para él todo es nada.
Piernas de todo tipo, pero para él son todas heladas
Cruces, noches cortas y frívolas
Su mirada sigue vacía.
Sus horas, aún sin vida.

Por la Mansión
su horario, vacío.
Horas, que son minutos.
Sus mañanas son cortas,
ella no las necesita
sortija de diamantes, alianza de oro
su segundo apellido, no es ella su dueña
Cama para dos, vacía y llena la otra mitad
por las noches, sus ojos son de crital
Incontables lujos la rodean,
pero más son las penas que la atormentan.
Un brazo robusto la abriga
más intenso es el frío que dentro siente
Su mirada sigue vacía
sus horas, aún sin vida.

Se calza su camisa de franela,
ella su diseño Prada.
él con su lápiz sobre el oído,
y ella con su Chanel en la nuca
Ambos, horarios repletos, segundos vacíos.

Planeada su rutina, él a construir
ella a vigilar la nueva construcción.
Quien diría, miradas llenas de nada,
al cruzarse se repletan de fuego.

Cada segundo libre,
dentro de los Arrabales, en los rincones de la Mansión.
el vacío es su horario,
sus minutos son sus horas.

Miradas insustanciales ya no existen,
una máscara su realidad,
todo tienen, nada falta
Maldicen al tiempo,
su vacío, sus minutos y sus horarios.


Sool